En los últimos años el estudio de la esclerosis múltiple (EM) ha tenido su avance con guías de diagnóstico, seguimiento y tratamiento. En esta oportunidad les presentamos tres recientes investigaciones relevantes para el laboratorio clínico que aportan hallazgos sobre la interacción del sistema inmunológico con esta enfermedad.
El primer estudio analiza la prevalencia de enfermedades autoinmunes comórbidas y la presencia de anticuerpos inespecíficos en pacientes con EM recién diagnosticada. Por otro lado, el segundo trabajo examina la respuesta inmunitaria celular en pacientes con EM tras la vacunación con ARNm contra el SARS-CoV-2. Ambos estudios profundizan en la compleja relación entre la EM y el sistema inmune, ofreciendo perspectivas clave para el diagnóstico y manejo terapéutico. Finalmente el tercer trabajo demuestra que los pacientes con esclerosis múltiple presentan una respuesta específica y anómala de células T contra el virus de Epstein-Barr, y que dicha respuesta puede ser modulada por tratamientos específicos para la EM.
Resumen
Antecedentes: el diagnóstico de la esclerosis múltiple (EM) es un desafío debido a la diversidad de síntomas y la ausencia de biomarcadores específicos. Las enfermedades autoinmunes concurrentes (EAI) o los anticuerpos inespecíficos complican aún más el diagnóstico, el seguimiento de la progresión y el tratamiento. Los datos sobre la prevalencia de EAI en pacientes con EM son escasos. Este estudio tiene como objetivo identificar EAI concurrentes junto con la EM.
Métodos: En este estudio retrospectivo unicéntrico, analizamos los historiales clínicos de pacientes en nuestro hospital universitario entre 2010 y 2017, centrándonos en los casos sospechosos de enfermedad desmielinizante inflamatoria. Se aplicaron los criterios de McDonald de 2017. Además, medimos los niveles de neurofilamento ligero (NfL) en muestras de LCR disponibles en nuestro biobanco.
Resultados: Se identificaron 315 pacientes, de los cuales el 66 % eran mujeres. El 13,7 % de los pacientes presentó EAI concurrente, mientras que el 20,3 % presentó hallazgos de anticuerpos aislados sin EAI. La EA más común fue la tiroiditis autoinmune (8,9%), seguida de las enfermedades inflamatorias crónicas de la piel (1,6%), la artritis (1%), la diabetes tipo 1 (1%), el síndrome de Sjögren (0,6%) y las enfermedades inflamatorias intestinales (0,6%). Los anticuerpos anticardiolipina fueron el hallazgo de anticuerpos aislados más frecuente (8,6%). Nuestros datos mostraron que, desde la perspectiva del evento desmielinizante inicial, ni la EA comórbida ni los anticuerpos aislados influyeron significativamente en las recaídas ni en la progresión de la EM durante una mediana de seguimiento de 9 meses. Los parámetros estándar del LCR y los niveles de NfL fueron similares entre los grupos al momento del diagnóstico de EM.
Conclusión: Nuestro estudio muestra que las EA, en particular la tiroiditis autoinmune, se presentan con frecuencia al inicio de la EM. La proporción de EA tratadas comúnmente con terapia inmunomoduladora en nuestra cohorte fue similar a la observada en la población general. La EA comórbida no afectó a los niveles de NfL, lo que indica una actividad similar de la enfermedad. Las investigaciones futuras deberían explorar la aparición de nuevas IDA durante el curso de la EM, considerando especialmente la mayor incidencia de enfermedades reumáticas más adelante en la vida.
Se sabe que las terapias modificadoras de la enfermedad (TME) influyen en la respuesta inmunitaria celular y humoral en personas con esclerosis múltiple (pcEM). En este estudio, realizamos un perfilamiento exhaustivo de linfocitos T específicos del SARS-CoV-2 mediante citometría de flujo. Se evaluó la inmunidad de células T en pacientes con EM con o sin DMT antes de la primera vacunación con ácido ribonucleico mensajero (ARNm) contra el SARS-CoV-2 y en los seguimientos de uno, dos y seis meses. Se utilizó como control la estimulación de células T sin antígenos específicos del SARS-CoV-2. Se comparó la respuesta de células T con la de células B mediante la evaluación de anticuerpos específicos contra el SARS-CoV-2. Se observó un aumento en la regulación de subpoblaciones específicas de células T CD4+ específicas de la espícula del SARS-CoV-2. Por lo tanto, nuestros resultados demuestran la inducción de una respuesta de células T CD4+ amplia y diferenciada en pacientes con EM, incluso con tratamiento anti-CD20 y modulación del receptor de esfingosina-1-fosfato tras la vacunación con ARNm del SARS-CoV-2. Esto se observó particularmente en células T CD4+high y CD4+CD154+. Nuestros resultados no respaldan la inducción de una respuesta inmunitaria de células T CD8+. Si bien la respuesta inmunitaria humoral se vio afectada en pacientes con EM durante el tratamiento con ocrelizumab y fingolimod, se observó una sobreexpresión compensatoria de subpoblaciones de linfocitos T CD4+ específicos del SARS-CoV-2 con bajos niveles de seroconversión en pacientes con EM. En conclusión, nuestros resultados aportan información importante sobre los mecanismos de la respuesta inmunitaria adaptativa en pacientes con EM tras la vacunación con ARNm del SARS-CoV-2.
La infección por el virus de Epstein-Barr (VEB) se ha asociado desde hace tiempo con el desarrollo de la esclerosis múltiple (EM). Los pacientes con EM presentan niveles elevados de anticuerpos específicos contra el VEB en suero y muestran signos de daño en el SNC solo después de la infección por VEB. En cuanto a las células T CD8+, se sugirió una respuesta elevada, pero ineficaz, al VEB en pacientes con EM, quienes presentan un repertorio más amplio de la cadena beta del receptor de células T (TRB) específico del VEB restringido por MHC-I en comparación con los controles. Se desconoce si esta respuesta alterada al VEB podría estar sujeta a cambios dinámicos, p. ej. por terapias aprobadas para EM, y si es específico para EM. Se analizaron muestras de repertorio TRB de sangre periférica (n = 1317) de donantes sanos (n = 409), pacientes con EM (n = 710) antes y después del tratamiento, pacientes con trastorno del espectro de la neuromielitis óptica (n = 87), enfermedad asociada a anticuerpos MOG (MOGAD) (n = 64) y síndrome de Susac (n = 47). Aparte de la EM, ninguna de las enfermedades evaluadas presentó un repertorio TRB anti-VEB más amplio. En pacientes con EM sometidos a trasplante autólogo de células madre hematopoyéticas, la reactivación del VEB coincidió con coincidencias elevadas de secuencias TRB específicas del VEB restringidas por MHC-I. La terapia con ocrelizumab, teriflunomida o dimetilfumarato redujo las coincidencias de secuencias TRB específicas del VEB restringidas por MHC-I, pero no las específicas del CMV. En conjunto, estos datos sugieren que la respuesta aberrante de las células T restringidas por MHC-I dirigida contra el VEB es específica de la EM con respecto a la neuromielitis óptica, la MOGAD y el síndrome de Susac y que es modificada específicamente por los tratamientos para la EM que interfieren con las células huésped del VEB o los linfocitos activados.
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