El Día Mundial de las Enfermedades Raras o Enfermedades Poco Frecuentes (EPOF) se celebra el último día del mes de febrero. El objetivo de su conmemoración, es crear conciencia en toda la sociedad y ayudar a todas las personas que padecen alguna EPOF, a recibir de forma oportuna el debido diagnóstico, acompañamiento, seguimiento médico y tratamiento.
Por la Dra. Paula Rozenfeld Bioquímica, FCEx (UNLP), Investigadora Principal del CONICET. Dir. de DIEL (Diagnóstico e Investigación de Enfermedades Lisosomales) en IIFP (Inst. de Estudios Inmunológicos y Fisiopatológicos) CONICET/UNLP
Las EPOF son aquellas enfermedades que afectan a menos de 1 de cada 2.000 habitantes y la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que existen entre 6000 a 8000 enfermedades poco frecuentes o raras identificadas. Es así, que si se toma a todas las EPOF en conjunto, afectan al 8% de la población mundial, un total de 350 millones de pacientes afectados. En Argentina, se estima que 3 millones de personas padecen alguna EPOF.
Las EPOF causan considerable efecto en la calidad de vida de los pacientes que las padecen, asociada a discapacidad y menor expectativa de vida. Los pacientes que las sufren padecen lo que se denomina la “odisea diagnóstica” en el camino de encontrar su diagnóstico correcto, el cual demora muchos años y causa innumerables efectos en los pacientes, sus familias, el sistema de salud y la sociedad en conjunto.
En su mayoría estas patologías son de origen genético, crónicas, progresivas y degenerativas y, en muchos casos, pueden producir algún tipo de discapacidad. Algunas son graves y ponen en serio riesgo la vida de los pacientes si no se las diagnostica a tiempo y se las trata de forma adecuada.
La mayoría de los pacientes que padecen EPOF no tienen un diagnóstico certero. En muchas de las ocasiones no llegan a identificarse como tales, pues a menos de que se esté preparado para reconocerlas, son erróneamente diagnosticadas o no diagnosticadas. Se tarda, en promedio, más de 4 años en realizar el diagnóstico y el 20% de los pacientes obtiene su diagnóstico a los 10 años de iniciado los síntomas.
Esta demora está asociada no sólo al desconocimiento de las enfermedades sino, también, a que pueden presentar síntomas comunes a otras patologías más frecuentes, y ser confundidas con ellas. Además, hay una escasez de profesionales de la biomedicina y centros especializados que se dediquen al diagnóstico, seguimiento y tratamiento de pacientes con EPOF.
Una estrategia diagnóstica que se encuentra en auge en los últimos tiempos son las tecnologías de secuenciación masiva (TseqM). La implementación de estas tecnologías requiere una fuerte inversión y decisión del sistema de salud. En nuestro país existe la tecnología y el conocimiento profesional para poder utilizarla en el diagnóstico de nuestros pacientes que padecen EPOF.
Como científicos pertenecientes a UNLP y CONICET, que nos desempeñamos en DIEL (Diagnóstico e Investigación de Enfermedades Lisosomales) dentro del IIFP (Instituto de Estudios Inmunológicos y Fisiopatológicos) perteneciente a la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP y al CONICET, nuestro grupo se encuentra desarrollando un proyecto denominado GECEPOF: “Genómica clínica de EPOF”. Se realiza una adecuada detección, selección y enrolamiento de los pacientes; realización del estudio genético mediante análisis de exoma de cada paciente, seguido por su análisis bioinformático y la consecuente interpretación clínica. Mediante el estudio del “exoma clínico” podemos estudiar y analizar la información genética del ADN de los genes que forman el genoma del paciente que estén relacionados con la causa de una enfermedad o de un trastorno genético.
La red GECEPOF está integrada por una red de médicos asociados de todo el país, quienes seleccionan entre sus pacientes, los que puedan ser incluidos para el estudio de exoma clínico, y enviarán las muestras para su análisis.
La enfermedad renal crónica (ERC) afecta 11%-16% de la población mundial, se asocia con una gran comorbilidad y un alto riesgo de mortalidad prematura, y en última instancia puede resultar en enfermedad renal terminal (ERT) que requiere diálisis o trasplante.
La ERC puede ser causada por enfermedades sistémicas (p. ej., diabetes, hipertensión) o enfermedades renales primarias (p. ej., nefropatía por IgA, nefropatía membranosa). Los actuales enfoques diagnósticos, incluida la biopsia renal, a menudo son inespecíficos o no concluyentes, contraindicados u omitidos debido a la falta de consecuencias clínicas. Por lo tanto, las causas de ERC permanecen desconocidas en aproximadamente el 20% de los pacientes con ERT.
A pesar de la dificultad en su determinación, el conocimiento de la enfermedad renal subyacente puede ser fundamental ya que puede influir en el pronóstico y tratamiento médico en el marco del trasplante renal, en la selección de donantes (vivo relacionado) y en el riesgo de recurrencia post-trasplante. Aproximadamente entre 27%-34% de los pacientes con ERC reportan antecedentes familiares de enfermedad renal y es posible identificar una causa genética, en al menos 10% de los adultos con ERC. Esto muestra, que en muchos casos existe un origen hereditario de la enfermedad renal.
En este proyecto hemos incluido hasta el momento 7 pacientes con enfermedad renal crónica de causa desconocida, que asisten desde hace muchos años a seguimiento por médicos de Servicios de Nefrología de nuestro país. Estos pacientes presentan además varios familiares con la misma afección, lo cual permite asumir una causa genética de su condición.
Entre los diagnósticos que se detectaron están el Síndrome de Alport, la nefronoptisis y el Síndrome urémico hemolítico atípico.
Fuente: Fac.Cs.Exactas - UNLP