El pasado 1º de octubre falleció a los 101 años el Dr. Héctor Ainciburu, quien fuera un valioso colaborador con una dilatada trayectoria en el Centro de Bioquímicos Distrito I de FABA como Secretario técnico.
Doctor en Química, se desempeñó como docente de varias generaciones de científicos que pasaron por las aulas de la Universidad Nacional de La Plata. Oriundo de Mar del Plata a los 17 años se trasladó para estudiar en La Plata y nunca más se fue, ya que la ciudad lo adoptó como un hijo desde su graduación, en 1947. Fue docente por 37 años, llegando a ser titular de la cátedra de Química Mineral e Inorgánica en la Facultad de Agronomía, donde se desempeñó hasta su jubilación a los 65 años de edad.
Si decimos Héctor Ainciburu…decimos Distrito I.
Sin estridencias ni temor a equivocarnos, uno de los últimos pioneros, que nos seguía acompañando, a pesar de sus 101 años. Cada día de su cumpleaños, lo festejaba con los empleados y los principales directivos, en nuestro Distrito…en su Distrito. Y traía TODO…salado, dulce y champagne.
Por muchos años, animaba todas las reuniones, tomando el micrófono y dirigiendo los eventos con toda su verborragia característica, pero sosteniendo en alto los silencios y el respeto hacia cada asistente.
Así lo vimos en fiestas aniversario del Distrito, conciertos, desfile de modelos, cursos y disertaciones, exposiciones, asados de camaradería y cualquier otro evento organizado por el Centro Bioquímico.
Coordinando las reuniones de los jubilados y sobre todo, destacándose, realizando los sorteos de premios.
Era un vasco auténtico. Firme en sus convicciones, pero siempre ubicado, manejando las situaciones con suma paciencia, pero sabiendo cómo se debían hacer las cosas para que todo funcionase bien y nadie saliera perjudicado ni injustamente favorecido. Tenía sus códigos, que lo llevaron a ser por tantos años, hasta jubilarse, nuestro Secretario Técnico. Un ejemplo de dedicación absoluta. Como nos gusta decir…con un sentido de pertenencia a ultranza. Con la misma camiseta, pero siempre impecable.
Y se nos fue…como se nos fue en su momento el Gallego García, el Vasco Bascoy, el Señor Gordo Oviedo, todos referentes del Distrito. Sin estos luchadores, y otros que siguen dando pelea, que nos marcaron el camino, muy difícil hubiese sido mantener nuestra llama encendida, nuestra lucha, nuestro destino de perpetuarse para trascender.
Hoy tenemos gente joven que se ha acercado a participar y en buena hora debemos transmitirle estos ejemplos de trayectoria. Debemos guardar en la memoria activa toda su sabiduría y sus conductas.
Vuela alto Ainci…pero peganos un grito si algo hacemos mal.
No será fácil olvidarte, ni es nuestra intención.
Solo resta agradecerte toda la vida que nos diste.
Gabriel Di Bastiano