Conferencia del Profesor Dr. Gabriel Rabinovich
Por Dr. Claudio H. Cova, Presidente de la Federación Bioquímica de la provincia de Buenos Aires
Ante la posibilidad de decir unas palabras en el Acto inaugural del XII Congreso Argentino de la Calidad en el Laboratorio Clínico, pedí especialmente presentar la Conferencia Plenaria que dictara el Profesor Dr. Gabriel Rabinovich.
El Calilab es gracias a su rica trayectoria el Congreso nacional Bioquímico más importante y seguro uno de los más importantes de América Latina.
Para el Grupo Faba es un orgullo poder abrir las puertas a toda la comunidad bioquímica de un Congreso de nivel internacional, un Congreso con eje en la Calidad, un Congreso con el centro puesto en la excelencia.
Poder en estos tiempos de crisis siempre terminales, de falta de incentivos para los profesionales de la salud, de carencia de propuestas superadoras, realizar un Congreso Bioquímico de esta magnitud y convocatoria, muestra una vez más que el Sector Bioquímico está siempre a la vanguardia y defendiendo la calidad como bandera innegociable en cualquier circunstancia y entorno, por más complejo que sea.
Gabriel Rabinovich nació en Córdoba (Argentina) el 11-01-69. Cursó sus estudios de post-grado (Bioquímica, 1993) y doctorado (Inmunología; 1999) en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba. En la actualidad, se desempeña como Director del Laboratorio de Glicomedicina y del Programa de Glicociencias del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME) de la ciudad de Buenos Aires. Es Investigador Superior del CONICET y Profesor Titular de Inmunología en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
A lo largo de su trayectoria ha sido distinguido como miembro de las más reconocidas instituciones académicas: la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos (NAS), Organización Europea de Biología Molecular (EMBO), la Academia Latinoamericana de Ciencias (ACAL), la Academia de Ciencias del Mundo en Desarrollo (TWAS), la Academia Argentina de Ciencias (ANC) y la Academia Argentina de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (ANCEFN).
Su labor científica ha sido reconocida con numerosos premios y distinciones nacionales e internacionales. Con base en su trabajo, presentó 10 patentes, parte de ellas aprobadas en diferentes países y continentes. A partir del licenciamiento de estas patentes, ha co-fundado la Startup “Galtec Life” a los fines de llevar adelante la transferencia de sus descubrimientos y tecnologías al desarrollo de productos de interés biomédico.
No lo menciono como Profesor al Dr. Gabriel Rabinovich accidentalmente, la palabra profesor proviene del latín proffesor, y éste era el maestro; el experto; la persona que declaraba públicamente su conocimiento y lo transmitía a otras generaciones.
Para la comunidad bioquímica es un gran orgullo que uno de nuestros pares haya traspasado las fronteras y hoy sea mundialmente reconocido por sus investigaciones y logros científicos.
En lo personal no puedo dejar de mencionar que el Profesor Rabinovich es egresado de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba, primera Universidad Latinoamericana, fundada en 1613 por los jesuitas, la siguiente fue la Universidad de Buenos Aires, más de doscientos años después en 1821.
Este año y justamente el día del Bioquímico, el 15 de junio se cumplieron 106 años de la Reforma Universitaria, con su epicentro y desenlace en la Universidad Nacional de Córdoba, hoy uno de los hijos predilectos de esa casa de estudios está junto a nosotros.
Dicho evento, la Reforma de 1918, reflejó una de las páginas más simbólicas y representativas de nuestra historia nacional contemporánea.
Hasta ese momento el acceso a la educación universitaria estaba reservado a una elite social.
La gran mayoría de los estudiantes reformistas pertenecían a familias de una reciente clase media, formada a partir de la gran ola de inmigrantes europeos y de sus descendientes.
La universidad pública, plural, gratuita y cogobernada es el resultado de la reforma hoy centenaria.
El reformismo no debe reducirse a un glorioso momento histórico, debe pensarse como el mejor legado para redefinir continuamente los postulados de la democracia y de los derechos humanos.
Dentro de los principios reformistas se promueve que la investigación científica sea realizada dentro de las universidades públicas, para consolidar un sistema científico de excelencia, y con especial atención a los problemas y demandas de la región, y que los investigadores transmitan sus conocimientos al resto de la comunidad universitaria y a la sociedad, por medio de la enseñanza.
Es así que hoy todo esto se hizo realidad y lo corporizamos en la figura del Profesor Dr. Gabriel Rabinovich, hijo de los claustros académicos de la Universidad Nacional de Córdoba, que justo el día del bioquímico, dio realmente cátedra al país y al mundo sobre qué debe ser una Universidad Pública.
Aquí uno de sus egresados de mayor transcendencia, no hace más que darle la razón: docente, investigador y ejemplo para toda la comunidad científica argentina.
Cuando el conocimiento y la investigación se funden con la sociedad y se ponen a su servicio, se cierra un círculo virtuoso, en el cual la universidad pública tiene un rol insoslayable. Una sociedad sin educación es una sociedad ciega y muda, el conocimiento es el faro y la voz de los pueblos que se superan cotidianamente a sí mismos.
Por último, cito a John Ruskin, maestro de la prosa inglesa.. “la meta final de la verdadera educación es no sólo hacer que la gente haga lo que es correcto, sino que disfrute haciéndolo; no sólo formar personas trabajadoras, sino personas que amen el trabajo; no sólo individuos con conocimiento, sino con amor al conocimiento; no sólo personas justas, sino con hambre y sed de justicia.
La educación pública nunca es un gasto, siempre es una inversión a largo plazo y la única herramienta válida para vencer la ignorancia, la más peligrosa de las enfermedades crónicas a la que se puede someter a los habitantes de una nación.