Combatir el vector del dengue es una tarea ardua. Prueba de ello es la creciente cantidad de casos que pone en evidencia que Aedes vence en la pulseada. Según los especialistas, las principales causas: el cambio climático y la pobreza.
Dr. Tomás Agustín Orduna, médico infectólogo, disertante de CALILAB
Por Ana M. Pertierra
El dengue es una infección vírica que se transmite al ser humano por la picadura de mosquitos infectados. En la actualidad, cerca de la mitad de la población mundial corre riesgo de contraerlo y cada año se producen entre 100 y 400 millones de infecciones.
El dengue se presenta en los climas tropicales y subtropicales de todo el planeta, sobre todo en las zonas urbanas y semiurbanas. Y aunque muchas infecciones por el virus del dengue son asintomáticas o provocan cuadros leves, en ocasiones se dan casos graves, e incluso mortales.
La prevención y control del dengue se basan en el control de sus vectores. No hay un tratamiento específico para el dengue y el dengue grave, pero la detección precoz y el acceso a una atención médica adecuada reducen en gran medida las tasas de letalidad del dengue grave.
En el próximo congreso CALILAB en el Área de Microbiología habrá un simposio dedicado a Infecciones virales emergentes. El Dr. Tomás Agustín Orduna, médico infectólogo, ex-Jefe del Servicio de Medicina Tropical y Medicina del Viajero en Hospital de Infecciosas F. J. Muñiz de Buenos Aires, miembro fundador y ex-Presidente de la Sociedad Latinoamericana de Medicina del Viajero (SLAMVI), miembro del Comité Científico de la Fundación Mundo Sano y Profesor Asociado Titular (Microbiología II) de la Facultad de Medicina de la Universidad del Salvador, participará como coordinador y disertante con el tema “Epidemiología del dengue en Argentina”.
FABAinforma se comunicó con este especialista para ampliar algunos conceptos de la situación sanitaria del dengue, tan preocupante a nivel global y en nuestro país.
Porque cumple con las características que lo configuran como infección emergente y que son: aumento creciente del área geográfica, es decir expansión geográfica y aumento de su incidencia, es decir aumento del número de casos. Para nosotros es una enfermedad endoepidémica.
Hace unos años era endémica pero ahora es habitual y tiene características epidémicas con un número de casos muy poderosos, sobre todo los dos últimos años: 150.000 casos registrados en 2023 y 560.000 en los que va de 2024. Y estos son los casos registrados; si tenemos en cuenta que por cada caso registrado hay 3 casos sin registrar ese número hay que multiplicarlo por 3. Y además se estima que de cada caso con síntomas hay otros 3 sin síntomas, lo que eleva mucho más el número.
Hablando en términos bélicos podríamos decir que el mosquito nos gana la batalla. Ahora bien, nos podríamos preguntar: ¿Le dimos batalla? o ¿qué trabajo hicimos en cada domicilio, manzana, barrio, contra la expansión del mosquito?
Es un trabajo de todos continuo y contiguo. El espacio público es responsabilidad del Estado y para el espacio privado debe haber conducción del Estado para la prevención. Es una tarea inmensa, ímproba, en el espacio público desocupado con la recolección adecuada de residuos porque la basura con residuos no degradables genera criaderos para el Aedes aegypti.
Se ha generado un alerta porque otra vez podemos tener un número inusitado de casos con la presencia del mosquito en 19 provincias. Hemos tenido 400 fallecidos en el período marzo-abril con un gran impacto en el sistema de salud que se ha visto saturado con largas colas en los hospitales.
No en lo inmediato, porque si vamos a vacunar a un grupo etario de 15 a 19 años (CABA) ante una epidemia esto no va a cambiar mucho la situación. Se sabe que el grupo más afectado es de 15 a 40 años con pico en la incidencia entre 29 y39 años. Y que la mayoría de los fallecidos entre 60 y 70 años.
La vacunación va a tener un pequeño impacto, pero eso no significa que la vacuna no sea eficaz, sino que la población vacunada va a ser pequeña frente al número de casos. La vacuna tiene una eficacia del 61% para la infección y de 90% para evitar un cuadro grave.
Lo que sí vamos a poder observar es la incidencia de dengue entre personas vacunadas y no vacunadas.
El cambio climático sería una causa ya que se ha ampliado el área geográfica en la que sobrevive el mosquito. Este año hemos tenido un brote de dengue en Bahía Blanca. Tenemos 19 provincias con dengue con presencia del Aedes. Y si bien los casos aparecían a partir del mes de noviembre hay provincias del NOA que tienen casos durante todos los meses del año.
Además del cambio climático, está la pobreza que genera zonas de desorganización urbanas como las villas miserias que por falta de saneamiento fomentan los criaderos de mosquitos por falta de recolección de residuos. Y una comunidad que no tiene acceso a cubrir las necesidades básicas como alimentación, salud, transporte, no se puede ocupar de la prevención.
Además está el tránsito de personas, porque aquellas que están infectadas pueden mantener el virus 7 días en su cuerpo y trasladarlo a otras regiones.
Los criaderos de mosquitos se pueden activar por las lluvias, pero también hay zonas del país que no cuentan con agua y deben juntarla y almacenarla para uso doméstico y pueden ser potenciales criaderos de mosquitos.
Al igual que la tuberculosis el dengue va de la mano de la pobreza, es lo que se denomina determinantes sociales de las enfermedades.
Las reinfecciones tienen altas chances en lugares de mucha trasmisión del virus en los que se está expuesto a dos o tres variantes del virus. La reinfección es un elemento que favorece el dengue grave pero no es condición suficiente. El dengue tiene una tasa de letalidad baja.
Principalmente dengue2 y 1 con una proporción que varía según las provincias en algunas predomina un 70% del dengue2 y 30% de dengue1 y en otras al revés. Solo la variedad 3 se registró en Tucumán a partir de 2023 y en Entre Ríos en 2024 pero no se ha expandido.
El dengue 3 es importante en México y Sudamérica, también está en Brasil y debemos observarlo de cerca.
No puede faltar la hidratación adecuada que sería de 2 a 3 litros de líquidos cada 24 horas porque es esencial para prevenir las complicaciones.
Un cuadro febril siempre debe ser evaluado médicamente. Es importante que tanto la población como los equipos de salud estén atentos a los signos de alarma o alerta. Porque de actuar en consecuencia depende la vida o la muerte.
Y ante un caso diagnosticado de dengue y la aparición de signos de alarma como: vómitos persistentes, dolor abdominal continuo, letargo o irritabilidad y /o sangrado de mucosas se debe hacer una consulta inmediata donde la hidratación se hará por vía endovenosa.