Por Dr. Claudio H. Cova, Presidente de la Federación Bioquímica de la provincia de Buenos Aires
El final de obra tiene diferentes acepciones según a qué hacemos referencia.
Si de una construcción se trata, el final de obra significa que esa casa, lugar o edificio está en condiciones de ser ocupado inmediatamente sin necesidad de trabajo complementario alguno.
Si nos referimos al ámbito teatral, es una serie de acontecimientos que conducen a un clímax de una obra dramática o narrativa, y que sirve como final o conclusión de la pieza.
Si hacemos una mixtura de las dos cosas tenemos como resultado la culminación de dos de los más grandes proyectos de FABA en su historia: la construcción del nuevo edificio de la sede de calle 60 en la ciudad de La Plata y la refacción y también construcción en parte, de Qualium Lab, nuestro laboratorio de Alta Complejidad en la calle Alsina 1970, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Los dos proyectos debían arrancar a principios de 2020, pero la inesperada pandemia de COVID -19 nos fue corriendo los plazos de inicio. Durante y después, parodiando una tragedia shakespeariana teñida de sufrimientos y calamidades excepcionales, el azar y el destino jugaron un papel sobresaliente, además de la intervención de elementos sobrenaturales como brujas y fantasmas tal como en cada obra del afamado dramaturgo inglés. Y aunque parezca algo risueño, mucho de eso tuvimos en los dos proyectos, más algunos conjuros criollos que tuvimos que capear con no poca pericia política y económica.
Pero si algo caracteriza a nuestra institución es la constancia, definida como la firmeza y perseverancia del ánimo en las resoluciones y en los propósitos. Cuando emprendemos algo no nos detenemos hasta que las cosas se consoliden, conforme a nuestras expectativas como institución, que son las mismas que se generan en cada uno de los colegas.
Llevamos casi cuatro años construyendo estos proyectos y comprometidos en cada detalle para que ambos estén a la altura del propósito buscado en cada uno.
El nuevo edificio de calle 60 va a concentrar la mayoría de las tareas operativas de FABA, ahí estarán los sectores que son nuestra columna vertebral, en un ámbito edilicio moderno, amigable y con todas las condiciones para que las tareas desarrolladas se optimicen, mejorando seguramente la eficiencia en cada uno de los procesos ante la accesibilidad y el contacto permanente y fluido entre sectores que tienen entrelazadas sus tareas y hoy se encuentran separados.
Se buscó en la planificación de cada planta la practicidad complementada con la estética y la funcionalidad para que cada empleado encuentre en su lugar de trabajo el mejor ambiente para la realización de sus tareas.
En el edificio de QualiumLAB nos vimos condicionados a mantener la fachada tal cual su aspecto y construcción original, ya que está incluido como Patrimonio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Los procesos de remodelación y adaptación a las necesidades de un laboratorio de Alta Complejidad y con el potencial ilimitado de Qualium nos llevó a replanteos constantes y a revisar cada paso que íbamos dando durante el proceso; un párrafo aparte merecen las habilitaciones, permisos, inspecciones, y demás trámites burocráticos aún en vías de resolución que nos demoraron muchísimo más tiempo que el estimado, todo esto ajeno a nosotros y muchas veces, no todas, a la empresa constructora.
Hoy estamos a pocos meses de la culminación de los dos proyectos. Cada momento dedicado, el tiempo empeñado, el esfuerzo de todos los que participaron activamente en estos proyectos, valió largamente la pena.
Con mucho orgullo, en momentos que todo se destruye, nosotros construimos, entre todos, entre cada bioquímico que forma parte de FABA y que espera los servicios de Qualium Lab, entre cada empleado que está felizmente expectante por su nuevo lugar de trabajo, entre todos hicimos realidad algo que en su momento fue un sueño.
Llegamos al final de obra, para el edificio de 60 es la culminación de una deuda que teníamos hacia adentro, para Qualium Lab este final es sólo el comienzo de un camino que cambiará para siempre la realidad de todos los bioquímicos que hacen de FABA una institución cada día más grande.