Especialmente en los Estados Unidos y Europa en la población pediátrica de edad escolar. Los casos de la llamada quinta enfermedad causada por este virus respiratorio se duplicaron en el mes de junio de este año.
Al igual que con otras enfermedades respiratorias, las medidas de distanciamiento social que tenían como objetivo disminuir la propagación de COVID-19 durante la pandemia, también redujeron drásticamente las tasas de infección por parvovirus B19. Esto produjo una pérdida de inmunidad al virus, que ahora se ha traducido en tasas de infección más altas.
A la infección por parvovirus B19 se la llama quinta enfermedad porque a principios del siglo XX los médicos clasificaron las enfermedades eruptivas infantiles más frecuentes para ser más precisos en sus diagnósticos en: 1ª. Sarampión, 2ª. Escarlatina, 3ª. Rubéola, 4ª. Actualmente no se considera una enfermedad distinta, 5ª. Parvovirus B19 y 6ª. Roséola.
También se ha registrado un mayor número de casos en mujeres embarazadas, en quienes se dan complicaciones que ponen en riesgo la vida del feto.
El parvovirus B19 es el único virus de la familia Parvoviridae que se ha descripto como patógeno para seres humanos. Es un virus con ADN monocatenario de pequeño tamaño, sin envoltura y que consta de dos proteínas estructurales (VP1 y VP2) y tres proteínas no estructurales. Las infecciones causadas por este virus se adquieren por los aerosoles generados desde el tracto respiratorio, por contacto directo (mano boca), por transfusión sanguínea y, en el caso de las infecciones fetales, por pasaje a través de la placenta, casi exclusivamente en el primero y segundo trimestres de embarazo, porque las células progenitoras de los eritrocitos se desarrollan durante esos períodos y en ellas se replica el virus. Esta infección puede llevar a la muerte fetal.
La infección por parvovirus B19 puede ser asintomática o leve en adultos inmunocompetentes. En casos sintomáticos comienza con fiebre, dolores musculares y malestar general que duran unos cinco días. Este es el momento en que las personas son más contagiosas. Luego suele aparecer una erupción en el tronco y dolor en las articulaciones. Los niños también desarrollan una erupción corporal o dolor en las articulaciones, pero precedida de una erupción facial.
Debido a que el parvovirus B19 se replica a partir de células sanguíneas, en individuos con trastornos hematológicos o inmunitarios, puede causar complicaciones graves como anemia, trombocitopenia o neutropenia. En el embarazo, hasta en un 10% de los casos puede ocurrir anemia, hidropesía fetal o aborto espontáneo.
Al no haber disponible una vacuna ni un tratamiento específico, se debe recurrir a las precauciones generales para la prevención de esta enfermedad: lavado de manos, limpieza de ambientes y evitar que las personas susceptibles estén expuestas a individuos con fiebre o síntomas respiratorios. En el caso de mujeres embarazadas o inmunocomprometidos se sugiere el uso de barbijos.
Entre el 34% y el 65% de las mujeres embarazadas no son inmunes al parvovirus B19 al inicio del embarazo, y se estima que la incidencia de seroconversión durante el embarazo es del 1 al 15% en períodos endémicos y hasta el 13% en períodos epidémicos. La infección por parvovirus B19 puede ser asintomática en más del 50% de los hombres y las mujeres no embarazadas y en casi el 30-50% de las mujeres embarazadas.
La tasa de transmisión de la infección materna por parvovirus B19 al feto varía del 17% al 33%, con un mayor riesgo de transmisión entre las 9 y 20 semanas de embarazo. La mayoría de los fetos muestran una resolución espontánea de la infección sin resultados perinatales adversos. Solo la infección aguda por parvovirus B19 puede poner al feto en riesgo de anemia e hidropesía. El riesgo de hidropesía está directamente relacionado con la edad gestacional en la que se produce la infección materna. Los signos ecográficos fetales asociados con la hidropesía incluyen ascitis, edema cutáneo, derrames pleurales y pericárdicos y edema placentario.
La tasa de aborto espontáneo es del 13% antes de las 20 semanas de gestación y pasa después al 0,5%.
Actualmente no hay evidencia de un mayor riesgo de anomalías congénitas humanas en la infección por parvovirus B19, aunque se han informado casos de malformaciones del sistema nervioso central, craneofaciales, musculoesqueléticas y oculares.
No se recomienda la detección sistemática de la infección por parvovirus B19, y las pruebas diagnósticas se reservan para mujeres con alta sospecha de infección aguda o exposición conocida. El diagnóstico de laboratorio de la infección por parvovirus B19 durante el embarazo se basa principalmente en pruebas de detección de anticuerpos IgG e IgM. Los anticuerpos IgM se detectan de forma temprana, al final de la primera semana de infección y pueden persistir durante aproximadamente 140 días. Los anticuerpos IgG, como marcadores de infecciones pasadas, pueden volverse positivos unos días después de los IgM y pueden permanecer positivos durante años. Las pacientes con pruebas serológicas IgG positivas e IgM negativas indican exposición viral previa y posiblemente inmunidad, lo que sugiere que es poco probable que contraigan la enfermedad en el futuro.
Los ensayos de PCR para parvovirus B19 tienen alta especificidad para infección primaria aguda pero tienen una ventana corta de positividad, lo que limita su uso en la práctica. La viremia ocurre entre 5 y 10 días después de la exposición y generalmente persiste durante unos 7 días, un período que a menudo precede la aparición de síntomas y positividad serológica. El uso de estas pruebas puede ser útil en ciertas situaciones, por ejemplo para lograr la máxima sensibilidad diagnóstica en pacientes con antecedentes de exposición reciente al parvovirus B19 y serologías iniciales negativas. La Tabla I muestra la interpretación de las pruebas de laboratorio según el momento o el tipo de infección intrauterina por parvovirus B19.
Clasificación | Definición |
---|---|
Infección reciente | IgG e IgM previamente negativas con seroconversión durante el embarazo o IgG e IgM positivas con aumento de títulos de IgG en 2 semanas o IgG negativa e IgM positiva con seroconversión de IgG |
Infección previa | IgM negativa IgG positiva o Ambas positivas sin aumento de IgG a las 2 semanas |
Persona no inmune susceptible | IgG e IgM negativas |
Falsos positivos de IgM | IgG negativa IgM positiva, repetida a las 2 semanas IgG negativa |
Infección congénita | PCR positiva en sangre fetal o en líquido amniótico |
La hidropesía fetal con o sin anemia moderada o severa, en ausencia de una causa relevante, debe motivar la realización de una amniocentesis seguida de PCR para detectar el parvovirus B19.
En estos casos, la serología materna es útil solo si tanto la IgG como la IgM son negativas, lo que descartaría la infección materna y, por lo tanto, la infección fetal. La respuesta inmune fetal es impredecible debido a la inmadurez de su sistema inmune.
El uso de PCR solo es útil en el período virémico, cuando se pueden rastrear las partículas virales. La PCR para parvovirus B19 se puede realizar en muestras de sangre fetal obtenidas por cordocentesis, pero la muestra de líquido amniótico tiene una tasa de detección más alta con menos posibilidades de complicaciones y, por lo tanto, se prefiere para el diagnóstico.
El parvovirus B19 es un virus que se transmite por vía respiratoria, por transfusión o por vía transplacentaria, en el caso de la infección fetal. Es el agente etiológico de la llamada quinta enfermedad en niños en edad escolar. La mayoría de los adultos inmunocompetentes (incluyendo mujeres embarazadas) presentan síntomas leves asociados a la infección, principalmente síntomas respiratorios y eritema infeccioso. La mayoría de los embarazos con infección por parvovirus B19 transcurren sin complicaciones, pero en algunos casos, en el feto puede producirse anemia o hidropesía. Estos síntomas se producen debido al tropismo del virus por las células precursoras de la sangre en el feto, que es más vulnerable por tener un sistema hematopoyético más susceptible.
No existe ninguna recomendación para la detección universal de la infección por parvovirus B19 en embarazadas durante la atención prenatal, pero se ha demostrado que la detección de la infección fetal es importante porque el manejo correcto de los fetos afectados es una estrategia para mejorar los resultados perinatales.
Últimamente se ha detectado un aumento significativo de infecciones por parvovirus B19 en los EE.UU. y Europa. La alta contagiosidad de este virus es un factor que permite sospechar que algo similar podría ocurrir en nuestra región.
Dittmer FP, Guimarães CM, Peixoto AB, Pontes KFM, Bonasoni MP, Tonni G, et al. Parvovirus B19 infection and pregnancy: review of the current knowledge. J Pers Med 2024 Jan 26; 14 (2): 139.
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European Centre for Disease Prevention and Control. Increased Parvovirus B19 activity in Europe, ECDC emphasises enhanced awareness for vulnerable populations. Disponible en: https://fundacionio.com/aumento-de-casos-de-parvovirus-b19-en-europa/. (fecha de acceso: 16 de agosto de 2024).