Institucional

Revista 618

Editorial

Viento norte

Por Dr. Claudio H. Cova, Presidente de la Federación Bioquímica de la provincia de Buenos Aires

"Habitamos un Arca de Noé que difícilmente logre salvar a todas las especies, en un presente descontrolado y un futuro tan incierto como lleno de peligros a corto plazo. La manía de no aprender de los errores..."

El viento del norte es un viento denso, pesado, un viento que vuelve el aire poco respirable y los movimientos cansinos, que enlentece nuestro andar y acelera la respiración.

El viento norte es un viento que agota los sentidos, que nos envuelve en una masa tórrida, que nos hace escapar hacia la sombra más cercana, es un viento que nos confunde y nos sumerge.

Desde el cambio de gobierno a la fecha, esta nueva conducción política en lugar de aportar un aire fresco y renovado nos sorprende por un efecto similar al viento norte.

Estamos caminando sobre brasas permanentemente y la prioridad se la lleva la subsistencia y no el progreso. Sobrevivir es hoy el objetivo y la consigna en la cual nos encontramos encerrados todos los prestadores y efectores del sistema sanitario privado del país.

Mientras la inflación, los incrementos de los insumos y los costos fijos van por autopistas aéreas, los incrementos arancelarios tienen por ahora asegurados caminos lentos, inseguros y difusos.

Un sistema endeble Como si faltara un ingrediente para la tragedia, el dengue vuelve a sacudir un sistema endeble tanto en lo público como en lo privado, desnudando una vez más que la prevención en este país tiene un cepo más fuerte que el dólar.

Mientras que en países limítrofes, con sistemas sanitarios supuestamente menos desarrollados que el nuestro, desde hace años se controlan casa por casa, departamento por departamento, las normas básicas a cumplir para evitar la propagación dengue, en nuestra república de la improvisación salimos con un matafuego cuando se nos incendia un edificio de 40 pisos.

Lo que eran negociaciones anuales hasta hace unos años, pasaron a ser semestrales, y ahora mensuales, con una vorágine inimaginable tiempo atrás.

Habitamos un Arca de Noé que difícilmente logre salvar a todas las especies, en un presente descontrolado y un futuro tan incierto como lleno de peligros a corto plazo.

La manía de no aprender de los errores, la soberbia de no escuchar a los referentes, la falta de audacia de no hacer lo que hay que hacer, generan un coctel letal que pone una vez más de rodillas a un sistema quebrado y sin respuestas.

Todos los días asistimos a un nuevo dislate, una nueva adversidad, una situación de suma preocupación que garantiza conflictos.

Desde FABA como siempre estamos en la gestión continua y en la búsqueda permanente de las rutas de salida para esta compleja realidad.

El viento norte, ese que nos debilita, que nos confunde, que traba nuestro avance, goza cada vez de mejor salud en un país sin rumbo siempre difícil de descifrar.