Por Dr. Claudio H. Cova Presidente de la Federación Bioquímica de la provincia de Buenos Aires
¿Algunos de los funcionarios que hablan de cambios en el Sistema de Salud, tienen experiencia o recorrido en el Sector como para tomarlos con seriedad, o son sólo advenedizos que disparan frases o deseos vacíos de fundamento y contenido serio y responsable?
Hace tres años el Dr. Rubén Torres, reconocido médico sanitarista argentino, sin lugar a dudas uno de los grandes referentes de nuestro sector escribía:
“...hay que aprovechar la sensibilización social actual con el sistema de salud, pues esa ventana no quedará abierta mucho tiempo. Tras la pandemia se juzgará a los políticos por su capacidad para aprovechar esa oportunidad... recordando que después de esta epidemia será necesario planificar en un país que estará en recesión. Salarios y honorarios profesionales han sido una variable de ajuste de los desequilibrios financieros del sector. ¿Habrá llegado el momento de la audacia y de asumir los costos políticos de las transformaciones necesarias? ¿O, sin heroísmo, nuestra mediocre dirigencia política y social seguirá aplaudiendo noche a noche a los trabajadores de salud en un hipócrita juego cortoplacista, teñido de oportunismo?”.
En su editorial de la última edición de la revista Médicos vuelve a citar este párrafo, que como una profecía bíblica viene a sacudirnos hasta los huesos y darnos un baño de realidad; todo parece fue en vano y volvemos a ser un sector postergado y sólo atendido espásticamente cuando por algo personal algún funcionario de turno nos necesita.
¿Alguien puede citar con seriedad alguna propuesta de los candidatos a presidente, gobernador, intendente, legislador, etc , sobre nuestro sector?
Las Cámaras de proveedores de equipamiento médico acaban de comunicar la imposibilidad de ingresar al país reactivos, aparatología, medicamentos, insumos básicos y muchas de nuestras herramientas esenciales de trabajo.
Eso sabemos no sólo afecta nuestro trabajo cotidiano y el de todos los centros públicos y privados de salud, sino como consecuencia final se traduce en atenciones deficitarias, en tratamientos interrumpidos, en cirugías postergadas, y lo más trágico en vidas que se apagarán irremediablemente; lo evitable los gobiernos lo hacen posible, cerrando una ecuación canalla y miserable.
Ante la abundancia de incompetencia, la escasez de propuestas hace del silencio un estruendo.
Especialistas sanitarios tienden puentes permanentemente para que empecemos un camino de soluciones y no éste actual de problemas y conflictos.
El Dr. Armando Reale, Profesor Emérito de ISALUD, dice “….todos los modelos sanitarios son buenos en la medida de sus resultados de eficacia, eficiencia y equidad en el acceso a los servicios de atención médica”.
También menciona que las leyes por sí mismas no producen cambios sustantivos sino existe la decisión política despojada de trincheras ideológicas.
¿Algunos de los funcionarios que hablan de cambios en el Sistema de Salud, tienen experiencia o recorrido en el Sector como para tomarlos con seriedad, o son sólo advenedizos que disparan frases o deseos vacíos de fundamento y contenido serio y responsable?
El Prof. Reale plantea la integración como una salida posible, entendiendo la misma como la integración de las fuentes de financiación y la gestión descentralizada de los recursos, transfiriendo el poder en la toma de decisiones a las distintas jurisdicciones para reducir la brecha de equidad en el financiamiento y avanzar hacia una atención médica accesible, suficiente y oportuna para toda la población.
¿Estamos preparados para esto? ¿Las provincias de mayores ingresos tendrán la disponibilidad moral y patriótica de compartir sus recursos con aquellas provincia más postergadas?
¿De verdad pensamos que somos un país federal, cuando la accesibilidad a servicios de excelencia en CABA es exponencialmente superior a la de un residente en el Chaco salteño?
Miles de líneas se escriben cotidianamente sobre las soluciones y propuestas al sistema sanitario, pero parece que sólo las leemos quienes lo padecemos y no aquellos que tienen que tomar las decisiones.
Parecería que tenemos que apelar a la fortuna, las casualidades, la alineación planetaria o a influjos esotéricos antes que al sentido común, la información y el saber.
Se acerca el momento donde tenemos el poder de elegir, de castigar o premiar una gestión, una instancia en la que realmente somos todos iguales; ante la urna no existen clases sociales ni planes vips de medicina prepaga que valgan.
¿Realmente hay alguien que merezca nuestra confianza, algún candidato del estamento o partido que sea nos planteó una propuesta seria y a largo plazo con conocimiento, razonabilidad y sobre todo explicando con qué presupuesto se va a realizar?
En un sector donde siempre son más las preguntas que las respuestas, el fracaso invariablemente nos espera a la vuelta de la esquina.
Como desde hace años, la suerte y verdad dependerán de los esfuerzos personales e institucionales. Desde FABA siempre seremos una institución que reclame para lograr el sistema que nos merecemos y por el que siempre alzaremos nuestra voz.