Por Dr. Claudio Cova, Presidente de la Federación Bioquímica de la provincia de Buenos Aires
Estamos entrando en el tercer mes del año y la velocidad del agravamiento de la crisis económica, de la falta de rumbo, de definiciones políticas nos pone en constantes situaciones extremas.
Desde FABA, el trabajo y la dedicación de todos los equipos operativos y de los dirigentes es intensiva, sin pausa, con un ritmo que no encuentra descanso.
Estamos ante un nuevo modelo de negociación con todos los financiadores, por un lado la tradicional negociación por el aumento de aranceles, por otro lado el pedido de incremento puntual y específico sobre un grupo de prácticas que sufrieron un incremento injustificado y desproporcionado, esto último ocurre en forma exponencial aumentándose el número de estas prácticas que quedan desenfocadas con los aranceles vigentes.
Mientras esperábamos ser testigos de un nuevo desarrollo del sistema sanitario argentino, vemos cómo la improvisación va generando una inestabilidad permanente que sólo alimenta un caos que parece no tener un horizonte de solución.
No debemos perder de vista, aún en estos momentos, que la unidad de todos los Bioquímicos aglutinados en nuestra Federación sigue siendo la fortaleza que nos permite afrontar y atravesar este momento clave de la historia de nuestro país.
Las líneas de trabajo son las de siempre, con mayor intensidad sobre los convenios más importantes: PAMI y IOMA, que de alguna manera son el sostén de los pequeños y medianos laboratorios del interior provincial.
Estamos asistiendo también al aprovechamiento de grandes laboratorios, algunos federados, cargando los valores de las derivaciones con aumentos a veces no justificados; esos mismos laboratorios son los que exigen acciones extremas que pueden poner en riesgo la continuidad de los convenios.
Nuestra responsabilidad como dirigentes es transmitir toda la información que recibimos en forma permanente y llevar a los colegas la tranquilidad de que se protegerán los convenios pero sin dejar de exigir las mejoras arancelarias correspondientes.
En este clima casi bélico entre los diferentes actores políticos del país, el sector de la salud recibe situaciones que provocan continuas reacciones adversas no buscadas y nocivas, que se pueden evaluar como los daños colaterales de la situación imperante de caos económico y también social.
Sabemos del esfuerzo cotidiano de todos los bioquímicos, que a pesar de las adversidades se mantienen en la trinchera sin descanso, dando batalla a cada contingencia que se presenta.
Todo lo posible se está haciendo, todas las herramientas disponibles se están utilizando, tendremos que agotar la paciencia para esperar un rumbo mejor, seguramente ese camino hoy tan lleno de obstáculos en el futuro será más afable de transitar.
Solo nos queda garantizar el trabajo continuo y el compromiso permanente para avanzar como siempre manteniendo la unidad.