Institucional

Revista 619

Editorial

Universidad para todos, valores para pocos

Por Dr. Claudio H. Cova, Presidente de la Federación Bioquímica de la provincia de Buenos Aires

"Nosotros desde FABA defendemos a rajatabla la Universidad Pública, la mayoría provenimos de Universidades estatales, de colegios primarios y secundarios públicos. Somos fruto de la educación pública, libre y gratuita."

En estos días la locura que se está generando va arrasando con todo incluso con aquello que si nos ponemos detenidamente a evaluar lo analizaríamos de otra manera, con otra razonabilidad, con mas templanza, sin esta permanente sensación que todo es salvación o precipicio.


La Universidad pública abrió las puertas a miles de ciudadanos que de otra manera no hubieran accedido a una educación de calidad y a una formación profesional reconocida mundialmente.


Yo cargo en mis espaldas 35 años de ejercicio profesional, y no hay día de mi vida que no agradezca a la gloriosa U.N.C por haberme formado humana, ética, y profesionalmente.


Venimos algunos de épocas de reconstrucción post dictadura, armamos de nuevo los centros de estudiantes, reorganizamos los comedores, creamos centros de apoyo académico, y en ningún caso la política era la prioridad, sino el servicio a los alumnos, el compromiso con el otro, ayudar a mejorar el rendimiento académico, sin privilegios, ni negocios espurios, ni favores a las autoridades de turno.


Lamentablemente mucho de lo que construimos allá por el 1984, hoy está totalmente destruido, vapuleado, transformado en un aquelarre inentendible de corrupción y liviandad moral, con ausencia de seriedad y objetivos centrados en el servicio.


Controlar fondos


¿Es entonces una locura pensar en controlar los fondos que las universidades reciben, muchas veces usados para actividades políticas partidarias o que nada tienen que ver con los objetivos de los claustros académicos? Por supuesto que no.


¿Es un delirio cobrarle un arancel razonable a los extranjeros que concurren a nuestras Universidades gratuitas? Tampoco habría razón para no hacerlo.


Si el 80 % de los estudiantes de la UBA provienen de Colegios privados, algunos con cuotas siderales, ¿es tan loco pensar en un arancel para aquellos que realmente lo puedan pagar, conservando por supuesto la gratuidad para los que tengan la imposibilidad económica de hacerlo?


En este país de las posiciones fundamentalistas parece imposible el diálogo, siempre prima lo ideológico y de esta manera va a ser siempre limitada la posibilidad de entendernos.


El daño sufrido por la bajada de línea ideológica en muchas de las Universidades pública es devastador, cuando la Universidad tienen que ser el lugar en el que los jóvenes desarrollen sus propios criterios y posiciones, abonen sus ideales y pensamientos, fomenten sus principios y valores, algunos la utilizaron para vender mentiras, imponer autoritariamente líneas políticas, y sembrar odio y resentimiento.


El deterioro de la educación y la salud


En muchas provincias del país las escuelas públicas fueron deliberadamente cuasi destruidas, transformándolas en escuelas pobres para pobres, haciendo crecer la educación privada, en muchos casos como una opción más potable por calidad educativa, estructural y nivel de servicios.


Esto es responsabilidad de cada uno de los gobernadores que así lo hicieron, lo mismo ocurrió con la salud. Muchas de las personas (dirigentes políticos, autoridades nacionales y provinciales, docentes, dirigentes universitarios, gremialistas, etc.) que vimos en la marcha del día 23 de abril son los responsables del deterioro de la educación, de la salud, de la seguridad, de la política, de la mayoría de los males que castigan a nuestro amado país.


Mientras no pague cada uno sus culpas, va ser muy difícil avanzar, cambiar, crecer, evolucionar, si los mismos que destruyen después con un inmenso ataque de amnesia son los mismos que reclaman, estamos en graves problemas.


Universidad pública para todos por supuesto que sí, ahora de esa Universidad los que aprendieron realmente sus valores son unos pocos, demasiado pocos.