Editorial

Nuestros laboratorios dan respuestas


Por Dr. Claudio H. Cova
Presidente de la Federación Bioquímica de la provincia de Buenos Aires

Estamos a casi un año y medio del primer caso de Covid- 19 en nuestro país, y aquello que parecía una pesadilla casi imposible se transformó en dura realidad; el virus arrasó no sólo con vidas, se llevó también muchos de los valores que tendrían que ser inquebrantables como la confianza, el respeto, la verdad, la eficiencia, la responsabilidad, la seriedad, la honestidad intelectual, la sabiduría, el compromiso.


¿Cómo se puede entender el por qué de los avances escasos en materia de prevención de contagios y el haber superado el terrible número de 100.000 fallecidos, al que supuestamente nunca llegaríamos si entre la falsa elección entre salud y economía elegíamos, como supuestamente se hizo, la opción de salud?


Ya se sabe que poner el carro delante del caballo es hacer las cosas en contra del orden lógico, y que en una crisis sanitaria eso garantiza el fracaso. Sin embargo, podemos decir que en todo no se fracasó, y entre los éxitos están todas las cosas que no dependieron de las decisiones políticas sino de la pericia profesional, el conocimiento científico y el compromiso humano, cualidades éstas que mostraron sobradamente los profesionales de la salud.


Los números que hoy tenemos en las manos no hacen más que poner en evidencia que no se escuchó a los actores principales, a los especialistas de mesada, a los héroes de barbijos y camisolines, y se hizo caso a los especialistas en cámaras y micrófonos, en discursos y promesas incumplibles.


Sistema privado de la salud


En medio de un panorama con el sistema de salud estresado y al borde del quiebre vemos con asombro y estupor acciones destinadas a destruir el sistema de atención privado de salud, ese que hoy asiste a casi el 70 % de la población argentina.


¿Es la forma de construir un indudablemente necesario nuevo sistema de salud, destruir primero lo que hay, cuando dentro de él muchas cosas funcionan?


¿Podemos hoy con racionalidad y honestidad intelectual decir que el sistema de salud privado es más ineficiente que el público, que tiene peores indicadores epidemiológicos y asistenciales?


¿Está el Estado, con un Ministerio Nacional sin incumbencia en las provincias y sin estructuras importantes que manejar, en condiciones de hacerse cargo de un nuevo sistema cuando claramente no pudo gestionar la pandemia por lo menos de manera decorosa, y hoy somos uno de los países con mayor cantidad de infectados en relación a su población, con uno de los peores índices de población vacunada con dos dosis, y uno con los mayores índices de mortalidad?


¿Hay gente con capacidad de decisión en el gobierno que tenga la experiencia real en gestión en salud no sólo en lo público sino también en lo privado que, como dijimos atiende casi el 70% de la población y fue el que sostuvo e impidió que la tragedia de la pandemia no llegara al grado de desastre sanitario?


¿Es razonable que la Directora Ejecutiva de un financiador como PAMI a casi dos años de asumir y con la pandemia en llamas no haya recibido a las instituciones de salud en forma personal para poder establecer un contacto entre pares y definir políticas y acciones consensuadas, con el objetivo de darle voz a los que tienen la experiencia y ganar tiempo y por lo tanto vidas, en lugar de un silencio y falta de respuesta y respeto inentendibles?


Vemos con tristeza y estupor que las preguntas superan holgadamente a las respuestas, y que los fríos números nos son desfavorables: en América somos sólo superados por EEUU en cantidad de contagios por millón de habitantes, pero ellos tienen más del 50% de la población con las dos dosis de vacunación y nosotros no llegamos al 12%.


Esperamos a las variantes genómicas más agresivas con la guardia baja, la población expuesta y el sistema sanitario agotado, confundido, vapuleado.


Nuestra red de laboratorios ha estado siempre presente y hemos soportado acciones humillantes durante toda la pandemia. Vimos con sorpresa como se instalaban centros absolutamente improvisados y precarios de testeos a cargo de supuestos “agentes sanitarios” que en el mejor de los casos eran enfermeros, pobremente entrenados y sin la capacitación para todo lo que implica un hisopado, desde el interrogatorio previo (imprescindible para evaluar la necesidad real del testeo), la toma de muestra (clave en la obtención del material viral), y el posterior asesoramiento y contención de los pacientes COVID positivos (determinante para la correcta gestión sanitaria del paciente infectado).


Así tuvimos y tenemos miles de personas infectadas no registradas adecuadamente en el SISA, no asesoradas en el aislamiento necesario propio y de sus contactos estrechos, esparciendo el virus sin control, por malas decisiones sanitarias pensadas y ejecutadas desde lo político y no desde lo asistencial.


Un servicio adicional de los laboratorios


A pesar de esta realidad en la que nos sentimos desaprovechados en lo que respecta al potencial de la red de FABA, todos nuestros laboratorios han demostrado profesionalidad, rigor científico, vocación de servicio y han brindado un servicio adicional de docencia hacia médicos y pacientes sobre todo lo relacionado al COVID, siendo sin dudas los profesionales bioquímicos la herramienta profesional más poderosa de comunicación durante la pandemia. Las llamadas cotidianas pidiendo información sobre test de diagnósticos, sobre la utilidad de las mediciones de los diferentes anticuerpos, sobre las determinaciones pos COVID para evaluar la recuperación de los pacientes con complicaciones, se transformaron en un servicio adicional de los laboratorios.


En medio de una probable tercera ola con nuevas y agresivas variantes del virus, de una vacunación ineficiente y tardía, de un ataque a lo privado sin resolver lo público, nuestros laboratorios siguen dando respuestas, esas que otros estamentos todavía no pueden dar, abrumados y superados por cada vez más preguntas.


Dr. Claudio H. Cova
Presidente FABA - Federación Bioquímica de la Provincia de Buenos Aires.



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