Sin rumbo


Por Dr. Claudio H. Cova
Presidente de la Federación Bioquímica de la provincia de Buenos Aires

Hasta hace un par de meses la caja de resonancia de la revisión y reforma del sistema de salud centraba la atención de financiadores y prestadores, proyecto del que no habíamos sido partícipes ni actores y que había surgido desde algún sector del gobierno con conocimiento escaso o nulo del sistema que proponía modificar.


Ahora con el tiempo vemos que esa propuesta más declamativa que técnica, más efectista que efectiva, más teórica que analítica y fundamentada, sólo era una cortina de humo más para distraernos de lo fundamental, la falta de una política consistente y participativa, para que finalmente, y de la mano de lo planteado en la pandemia, el sistema de salud fuera atendido por las autoridades y los prestadores definitivamente reconocidos como nos merecemos.


Hoy estamos parados en una posición que ni siquiera es igual a la pre pandemia, sino mucho peor, ya que no sólo perdimos la confianza, sino lo que es más grave aún, la esperanza.


Desde el mismo gobierno se habla de funcionarios que no funcionan, un juicio de valor al cual no nos corresponde avalar; sí podemos hablar de funcionarios que no dan respuestas, con la Directora Ejecutiva del PAMI a la cabeza, una actitud preocupante, teniendo en cuenta que es la Obra Social más importante del país.


Prioridades trastocadas


¿Qué es más importante el lanzamiento de un programa turístico utilizado por un grupo privilegiado de afiliados al PAMI o las prestaciones bioquímicas que llegan a más de dos millones de afiliados al PAMI en la provincia de Buenos Aires?


La respuesta parecería mucho más que obvia, pero en los hechos parece que las prioridades están trastocadas, vaya a saber bajo qué fundamentos o causas.


Ya PAMI no sólo no nos escucha como dijimos en este espacio, sino que tampoco da respuestas, ni a FABA, ni a la institución nacional CUBRA.


Gracias al enorme trabajo de la Comisión de Obras Sociales de FABA podemos mantener los ingresos en los convenios por prestación, los cuales hoy alcanzan al 47% de la masa de facturación.


Estamos muy lejos de lo ideal, pero debemos rescatar el esfuerzo de la institución, junto con EMSA y FBA, para tratar de mantener las condiciones de trabajo por lo menos en niveles aceptables.


Con una pandemia finalizada por decreto vienen tiempos difíciles, seguramente habrá que estar atentos a medidas restrictivas que regresarán en caso de aumento de contagios, tendremos endurecimiento en las negociaciones arancelarias ante una economía paralizada y sin horizontes de crecimiento, obras sociales y empresas de medicina prepaga en situaciones deficitarias, y sin un plan de salud que contemple mejoras en el sector.


Esperemos que pronto podamos avizorar un horizonte más promisorio, que las reglas de juego se empiecen a aclarar y recuperemos la esperanza de que se puede mejorar, mientras tanto este barco llamado sistema de salud privado sigue lamentablemente sin rumbo.


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