CONTROL DE INFECCIONES URINARIAS Y DISFUNCIÓN VAGINAL EN EL EMBARAZO


Tres artículos publicados en los volúmenes 3 y 4 de Acta Bioquímica Clínica Latinoamericana de 2018 desarrollan esta temática que aquí se resume. Se podrá acceder a los trabajos completos en el portal Scielo


Resulta una obviedad decir que la más exitosa intervención de los organismos que tienen que ver con la salud pública está en la prevención. En el caso de la mujer embarazada se tiene la oportunidad de prevenir no solo enfermedades agudas que ocurren durante el parto, sino también, congénitas y perinatales, que pueden comprometer la vida o el futuro del niño por nacer.


Durante el embarazo, las recomendaciones de la OPS-OMS distan de ser las adecuadas para una prevención integral de complicaciones infectológicas. Sólo se mencionan el control de sífilis (en la primera consulta y en el tercer trimestre), tuberculosis (limitada al índice de sospecha), infección por HIV e infección urinaria. En este último caso no se especifica cuándo deben hacerse los controles, ni cuántos de ellos a lo largo del embarazo. Erróneamente se recomienda la coloración de Gram como método para hacerlo por considerar que un cultivo de orina demora 7 días, cuando sabemos que el crecimiento bacteriano en un urocultivo se produce a las 24-48 horas en más del 95% de los casos (1). La sensibilidad de la coloración de Gram puede llegar a menos del 90% respecto del urocultivo.


En el trabajo de Coria et al. (2) publicado en Acta Bioq Clin Latinoam 2018; 52: 423-8, se adoptó el criterio de tomar una muestra de orina por trimestre para realizar los urocultivos en embarazadas, de acuerdo con la experiencia de McIsaac et al. (3) en la que se demostró que tomando una sola muestra antes de la semana 20 quedaban más de la mitad de los casos sin diagnosticar. En el trabajo de Coria et al. se determinó que la frecuencia de aislamiento de S. agalactiae y S. saprophyticus fue significativamente mayor en una población de mujeres embarazadas respecto de otra de no embarazadas de edades equivalentes.


En otro trabajo, de Venturi et al., también publicado en ABCL (4), se vio que la presencia de vaginosis en el segundo trimestre del embarazo estuvo significativamente asociada con parto prematuro y/o bajo peso al nacer.




La vaginosis bacteriana (VB) es un síndrome producido por el desbalance de la microbiota vaginal habitual. Se caracteriza por el reemplazo de ésta por un grupo de bacterias aeróbicas y anaeróbicas complejo (GAMM). El signo clínico más frecuente es la aparición de una secreción vaginal diferente a la fisiológica, generalmente grisácea, maloliente, fluida y con presencia de burbujas. La mitad de las mujeres en las que se encuentran criterios clínicos de esta entidad se mantienen asintomáticas. Se ha demostrado que la VB está asociada con un riesgo de complicaciones obstétricas por la acción de enzimas hidrolíticas producidas por los microorganismos responsables de esta patología. Estas enzimas son capaces de inducir la degradación de la mucosidad vaginal, y así favorecen la colonización del epitelio vaginal por las bacterias que producen la VB. Éstas pueden causar rotura prematura de membranas, parto prematuro, corioamnionitis y bajo peso al nacer. Sin embargo, no hay consenso en la necesidad de realizar el estudio de vaginosis en el embarazo para decidir su tratamiento en función de prevenir eventos adversos tales como el nacimiento prematuro. Probablemente el tratamiento no impida el parto prematuro ni el bajo peso del recién nacido, como se vio en citado estudio, en el que las pacientes habían recibido tratamiento con óvulos vaginales. Según algunos autores, el tratamiento vaginal podría no ofrecer el mismo beneficio para la prevención del parto prematuro que la terapia sistémica.


Debería realizarse un estudio prospectivo, aleatorizado para poder decidir sobre la necesidad o no de la terapia sistémica para la prevención de esas consecuencias indeseables sobre el recién nacido.


En otro trabajo publicado en ABCL (5) se destacan las distintas patologías asociadas con los diferentes estados vaginales básicos (EVB) en una población de 295 mujeres que concurrieron a la consulta ginecológica en un hospital de Bahía Blanca. Sorprendentemente no se aisló Neisseria gonorrhoeae en ninguna de ellas y si bien C. trachomatis se detectó en mujeres con EVB V (vaginitis bacteriana inespecífica con reacción inflamatoria vaginal), que es lo esperable, su mayor frecuencia se encontró en mujeres asintomáticas. Eso es de especial importancia para establecer estudios de rutina en embarazadas para poder prevenir la ophtalmia neonatorum por clamidia. Las tricomonas se observaron principalmente también en mujeres asintomáticas con reacción inflamatoria. Las levaduras se encontraron principalmente en mujeres con EVB V.


En el estudio de Occhionero et al. la vaginosis bacteriana se vio asociada positivamente al uso de dispositivos intrauterinos y negativamente a anticonceptivos sistémicos. No se observó ningún efecto significativo sobre la presencia de vaginosis relacionado con la edad de inicio de la actividad sexual, el número de hijos, el número de embarazos perdidos, el estado de gravidez, ni con las infecciones genitales previas (5).


Los dos primeros estudios citados (2, 4), ambos publicados en ABCL, tienen el valor agregado de haber sido desarrollados por tres alumnas de grado de Bioquímica de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata en el marco de un trabajo de extensión realizado en la Cátedra de Microbiología Clínica y como parte de su trabajo final de la Cátedra de Prácticas de Laboratorio. De este modo, es destacable el estímulo que la Facultad genera en alumnos próximos a recibirse para aprovechar su experiencia práctica en la elaboración de trabajos científicos dignos de ser publicados.


1- Organización Panamericana de la Salud. Recomendaciones de la OMS sobre atención prenatal para una experiencia positiva del embarazo. OPS, 2018, ISBN 978-92-75-32033-4. Versión oficial en español de la obra original en inglés, WHO recommendations on antenatal care for a positive pregnancy experience, World Health Organization, 2016, ISBN 978-92-4-154991-2.


2- Coria M del P, Guzzetti P, Suárez M, Vigliarolo L, Viegas Caetano JA, Lopardo H. Infecciones urinarias por Streptococcus agalactiae y Staphylococcus saprophyticus y embarazo. Acta Bioq Clin Latinoam 2018; 52: 423-8.


3- McIsaac W, Carroll JC, Biringer A, Bernstein P, Lyons E, Low DE, et al. Screening for asymptomatic bacteriuria in pregnancy. J Obstet Gynaecol Can 2005;27:20-4.


4- Venturi Grosso A, Matkowski GN, Suárez M, Viegas Caetano JA, Vigliarolo L, Lopardo H. Vaginosis bacteriana en embarazadas y su impacto en la prematurez y en el bajo peso al nacer. Acta Bioq Clin Latinoam 2018; 52: 347-53.


5- Occhionero M, Paniccia L, Pedersen D, Gallo Vaulet L, Entrocassi C, Rodríguez Fermepín M. Prevalencia de disfunción vaginal en mujeres de la ciudad de Bahía Blanca (Argentina). Acta Bioq Clin Latinoam 2018; 52: 429-39.







Bibliografía consultada


Baker-Austin C, Oliver JD. Vibrio vulnificus: new insights into a deadly opportunistic pathogen. Environ Microbiol. 2018;20:423-30.


Heng SP, Letchumanan V, Deng CY, Ab Mutalib NS, Khan TM, Chuah LH, et al. Vibrio vulnificus: An environmental and clinical burden. Front Microbiol. 2017 May 31;8:997. doi: 10.3389/fmicb.2017.00997. eCollection 2017.


Neill MA, Carpenter CCJ. Otros vibrios patógenos. En: Bennett JE, Dolin R, Blaser MJ (editores) Mandell, Douglas y Bennett. Enfermedades infecciosas. Principios y práctica. 8ª ed. Elsevier, Barcelona, España, 2016, Capítulo 217; p. 2616-20.


Tarr CL, Bopp CA, Farmer III JJ. Vibrio and related organisms. En: Jorgensen JH, Pfaller MA, Carroll KC, Funke G, Landry ML, Richter SS, Warnock DW, editors. Manual of Clinical Microbiology, 11th ed. Washington D.C., ASM Press, 2015,

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